sábado, 25 de julio de 2015

Reflexiones sobre Historia Natural





Bryan había pasado en el instituto por un periodo de escepticismo. (Según un relato, sin duda algo más que ligeramente embellecido, escribió a Robert G. Ingersoll solicitando pertrechos pero, al recibir sólo una pronta respuesta de su secretario, volvió inmediatamente a la ortodoxia.) Aún así, aunque Bryan nunca apoyó la evolución, no situó su oposición a la misma en las primeras prioridades de su agenda; en realidad, demostró generosidad y pluralismo evidentes hacia Darwin. En “El Príncipe de la Paz”, un discurso que, en lo que respecta a popularidad y frecuencia de repetición, sólo le va a la zaga a “Cruz de Oro”, Bryan dijo:

No llevo la doctrina de la evolución tan lejos como hacen algunos; todavía no estoy convencido de que el hombre sea un descendiente directo de los animales inferiores. No quiero decir que os censure si queréis aceptar la teoría … Aunque yo no acepto la teoría darwiniana no os criticaré por ello.

(Bryan, quien ciertamente iba de un sitio a otro, pronunció por primera vez este discurso en 1904, y lo describió en sus obras completas como “una conferencia pronunciada en muchas reuniones religiosas y cursos de verano en Estados Unidos, y también en Canadá, México, Tokio, Manila, Bombay, El Cairo y Jerusalén”.) 

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